jueves, 20 de agosto de 2009

¿Y si Dios fuera Mujer?


Si Dios fuera mujer
la melancolía sería una rosa sin espinas
y un orgasmo tendría la brevedad de un sol
¿Y si Dios fuera mujer amado Benedetti?
Estarías colgado en los jardines del infierno
tomando amor
riendo mudo
ahogando placeres.

Si Dios fuera mujer señor Benedetti
seguirías escribiendo
en algún rincón argentino
en las pampas
en una Patagonia de cristal.

Dios no es mujer
no hay por ello dos Sábatos, o dos tú
Dios no es mujer
y yo sufro siendo estéril

miércoles, 19 de agosto de 2009

Ella


En la infinitud de mis pensamientos encuentro semillas podres de miedo, acumuladas durante centenares de años, juntadas a los recovecos de mi infancia, de esos años cuando había luz. Un color amarillento delata mis días sin comer y mis noches sin sueño, esas noches que en una cama ajena me dedico a leer mis pensamientos, pensamientos que se escurren como el agua primaveral y van a dar a un inmenso lago donde se funden con otros miles o millones y luego ni la más poderosa y fuerte red será capaz de poder capturarlos para poder terminar mi faena comprensiva. Estoy aturdido, no razono y mis dedos no son suficientes para calmar mi ansiedad, bueno a decir verdad son mis uñas las escasas en este caso, ya he comenzado a sangrar a causa de mis indiscriminadas mordeduras en busca de un calmante para mi desproporcionada ansiedad. El elixir de los hombres, la única bebida capaz de apaciguar mi ansiedad se encontraba al otro lado de la calle y mi debilidad era tal que ni cruzar la calle podía. ¡Oh amado y tinto amigo, lejos de mi eres sólo agua con color, eres como un ave sin alas, como un escritor sin pluma, eres solo agua dentro de una botella, no eres vino!

No hay nada salvo un aire espeso lleno de alquitrán, nicotina, papel y sudor, remuevo las sábanas en busca de “ella”, porque se ha escapado o los dioses la han raptado o finalmente la he matado. Momentos después la veo llegar ¡es ella! grito de emoción, pero ha sido sólo una ilusión, no era ella, era sólo una rata que se había quedado atrapada entre las sábanas llenas de sudor y sangre, quizás buscando las migas que derramé mientras devoraba mi añejado pan verde.

Fuera revolotean las mariposas, va a llover. A través de los harapos puestos en la ventana a manera de cortina se cuela esa tenue brisa que trae consigo el olor (olor que sólo los amantes de la lluvia perciben) característico de la tormenta que se avecina.

No vendrá, las pantys son su nuevo juguete, si se rompen comerá cereal, tal vez logre quemarlas dentro del vientre de su madre.