lunes, 20 de abril de 2009

Invertido


Me despojo de cualquier atavío y quedo completamente desnudo frente al espejo. ¿Qué veo? No veo nada.

La fría noche llegó como cualquier ladrón, una espesa niebla hacía casi invisible la luz de los carros y tropecé más de una vez con otros espectros que como yo buscaban un lugar donde esconderse...

Llegué al mismo bar de siempre, fumé dos cigarrillos, la música me aturdía y la melancolía me reclamaba.

Regreso a la calle, donde todos somos iguales,
donde la niebla borra nuestras caras y el
frío me hiela hasta la médula.
Camino junto a un espectro
deambulo por un cementerio sin tumbas
caigo en un nuevo abismo
sótanos y polvo blanco
olores náuseabundos corroen mi alma
huyo y regreso al infierno.

Destilo mis sentimientos
ahogo mis deseos en el sudor de alguien
sueño y despierto nuevamente
no hay crisálida, no hay membrana
también yo he sufrido una metamorfosis
también yo doy asco.

Desprecio mi lucidez
añoro el lugar del ensueño
me desnudo, me revelo, me suicido
sueño de nuevo, no hay recuerdos.

La calle me seduce y salto hacia la libertad
la niebla se ha disipado
un leve rocío humedece mi cabello
una oz incandescente corta mi garganta
corro a mi refugio
corro a la habitación de Narciso.

De nuevo frente al espejo
¡traidor! le grito
¡traidor! es su respuesta
¡te amo! le digo
¡te aborrezco! me susurra
me desnudo, palidezco
¿Qué veo?
Misantropía y estupidez
Hipocresía tras una cortina
llagas pútridas y escamosas
la niebla desaparece
cubro el espejo
me acuesto y las llagas aún me abrasan.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

he amado este escrito!
sin duda el mejor

Eros dijo...

gracias...aparentemente es común en los seres humanos el amar los espejos...