sábado, 31 de enero de 2009

Tan Banal como el Pop


Así me siento hoy. Mientras mi verguenza se diluye en una copa de vino blanco, mi inocencia se suprime en el teclado del ordenador y los ojos de la justicia se pasean y escudriñan minuiciosamente sobre mis atrocidades. Me juzgan, me torturan y dictan mi sentencia, yo sentado frente a mi amado jurado solo puedo agachar la cabeza y aceptar afablemente mi sentencia. Paradójicamente a mi estado de sentenciado hay días en los que me siento como juez y deseo enviar a todos mis "condenados" a la más pútrida e infectada celda infernal jamás elaborada, atarles grilletes oxidados a sus inclenques tobillos y darles de comer en el suelo, para que de ese modo se sientan más cerca del origen y del fin, porque es el suelo nuestra verdadera morada, nuestra matriz y tumba, cárcel perpetua y espacio liberador.

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